Hoy día 2 de Mayo, fiesta de la
Comunidad de Madrid, en conmemoración del Levantamiento de los Madrileños
contra el invasor Francés, allá por 1808, nos hemos levantado temprano, pero
con otras intenciones menos violentas, aunque no menos dolorosas para algunos,
pedalear.
A las 8h nos reunimos 7 bikers:
GDMONE, KANTOSO, JARKONEN, MIGAEGO, MABUCAR, TOWERS y la incorporación de
SUISEKI (Gema) que nos sorprenderá con su fuerza y resistencia, como la de los
madrileños de 1808, durante la ruta que se avecinaba.
La hoja de ruta de hoy nos
llevará desde Alcorcón hasta el Monasterio de El Escorial, todo un reto para
los más blanditos (no diremos nombres), pero en cualquier caso un “rutón” duro,
ó moderado como han calificado los máquinas del pelotón, por unos parajes
impresionantes.
Salimos a buen ritmo camino de
Villaviciosa, esquivando los charcos de las penúltimas lluvias. El terreno está
bastante pesado y el barro empieza a hacer mella en las piernas, al atravesar
El Bosque.
El almuerzo de hoy ha sido en Brunete. Rápido, porque más adelante haremos más avituallamientos durante
la ruta, para reponer las energías que vayan gastándose. Hoy Migaego ha
cambiado la bota por un botecito para aligerar el equipaje.
Según vamos avanzando, el temor
de los “blanditos” va en aumento. Después de pasar Quijorna, empieza el
infierno. Empezamos la ascensión de la “cuesta del Bétago”, el conocido como
Mortirolo de Madrid (Mortiruelo en versión Migaego), en homenaje al coloso
Alpino.
Largo y duro como apéndice
masculino, ha obligado a echar pie a tierra a más de uno (seguiremos sin decir
nombres), pero al final lo hemos superado, y hemos seguido hacia las siguientes
rampas.
Nueva parada, esta vez en
Valdemorillo, histórico municipio, cobijo a la comitiva que portaba los restos
mortales del emperador Carlos I camino de nuestro destino final, conocido
hoy por su feria taurina y su clásica de mtb.
Mabucar ha salido por la
tangente, de regreso a casa por asfalto. Obligaciones innegociables. El resto
del equipo hemos hecho un nuevo avituallamiento. Kantoso ha tenido la buena
idea de comprar unos plátanos en una frutería para reponer potasio.
Ya queda menos, pero las cuestas
no paran, con sus pies a tierra correspondientes. Nos vamos acercando a El
Escorial, disfrutando de un paisaje impresionante, con la Sierra de Guadarrama
nevada aún en Mayo, de fondo del pintoresco cuadro.
Última parada en la 'La silla de
Felipe II', pedazo de pedrusco que según las habladurías, aprovechaba el
monarca para ver las obras del Monasterio. Foto de rigor, con agradecimiento a
nuestra nueva compañera por quedarse 'cuidando' las burras.
Y vamos camino de la meta,
bajando rápido por unos divertidos senderos-trialeras, muy del gusto de
Migaego, como no.
Por fin lo tenemos delante, El Monasterio
de El Escorial, erigido en conmemoración de la victoria Española en la Batalla
de San Quintín y con planta en forma de parrilla, como la que sirvió de
martirio al Santo Lorenzo. Afortunadamente, no hemos acabado de forma tan
ardiente, pero la paliza no nos la quita ni Dios.
Ya solo queda buscar el
transporte de vuelta. Bajamos por las calles adoquinadas en dirección al tren,
no sin antes hacer la última parada y fonda para reconfortar nuestros estómagos
después del gran esfuerzo, cervezas y bocatas de tortilla y para casa.
En agradecimiento a los
maquinas por sus ánimos, y por supuesto a Migaego, por acompañar al poeta en
sus subidas a pie.
by towers.
Texto: Towers.
Fotografia. Migaego.
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