Para este fin de semana, las viejas glorias de los polvorancus hacen suyo el dicho aquel de que si la montaña no va al polvorancus, el polvorancus va a la montaña, y así tiran de su habilidad madrugando lo indecible, para respirar aire puro y fresco lejos de la polución de la gran ciudad.
Y ponen rumbo a Rascafria, para darse cita a la hora que ladran los perros del amanecer, a los pies del Monasterio del Paular, terreno bendito y acorde con la pureza del espíritu de este grupo de osados bikers. Ya el número invita a la reflexión, se juntan cinco, un número que posee numerosas rimas y pareados. Los cinco son Torrejota, Lupero, Migaego, Timón y Blogger, lo mejor de cada casa.
Y para comenzar no está de mas, aligerar peso y dejar atrás los malos pensamientos, las tribulaciones , pecados, y para ello nada mejor que atravesar el Puente del Perdón. Pero no hay perdón sin penitencia, y la penitencia de esta semana consiste en ascender al cerro del Diablo, pedalada a pedalada vamos dejando atrás Rascafria, que a esas horas duerme ajena a nuestra presencia. Pasamos de los 1.100 metros del inicio a los 1.650 metros en unos 10 kilometros, que dan tiempo de sobra para purificar el alma, ponerse al dia de la semana, y acordarse de la madre del que dijo de ir por allí.
Pero no hay mal que 100 años dure, y al decimo kilometro coronamos, ya el paisaje se disfruta de otra manera desde arriba, incluso empezamos a disfrutar de pequeños tramos de descenso por pista, rápida, peligrosa, que nos da para recuperar el aliento y para empezar a pensar en que mas tarde o mas temprano tocará bajar, todas las leyes fisicas así lo sentencian.
Disfrutamos del paisaje en uno de sus miradores sobre el embalse del Lozoya, nos deleitamos con las vistas sobre sus aguas cristalinas con propiedades estimulantes para el crecimiento de según que organos, o atributos, seguimos con la rima facil.
La ruta va de lujo, a pesar del desnivel, el grupo disfruta y se siente orgulloso de realizar el reto, una muestra clara de ese momento pletorico es que Timón nos obsequia con una de sus famosas poses , busca ansioso una peña y se hace la clasica foto de los grandes momentos, “BIKER SOBRE PEÑA”.
Pero no conforme con esa demostración, y en pleno extasis de POLVORANCUS PRIDE, repite pirueta y nos brinda el mas dificil todavia, postura “BICI EN ALTO SOBRE PEÑA” el no va mas. Para conseguir esa foto, hay que madrugar mucho, hacerse ciento y pico kilómetros en coche, subir el puerto, y levantar la bici...
Asi es, llegamos al monumento natural conocido como carro del diablo; es el propio Satanás el que tienta a Lupero, si, al del menisco defectuoso, y le lleva a plantearse en aquel cruce de caminos subir al puerto del Reventón, hasta Migaego encara el puerto de tan tenebroso nombre.
Finalmente la tentación de subir no pudo con el efecto llamada de la trialera que a nuestra izquierda nos invitaba a adentrarnos en un bello robledal por el GR10, pero queda lanzado el reto para la próxima incursión en aquel bello valle. Migaego, como no puede ser de otra manera, suspira cuando ve que aparentemente se han acabado los parribas, se abrocha el casco, y enciende la cámara para no perder detalle.
Tomamos la trialera, que es decisión mas justa para todos, y nos abrimos camino por un robledal a través de una senda sinuosa, con trazado de curvas a veces imposibles, salpicado de piedras, escalones, y alguna que otra raiz. Estamos en periodo prevacacional, y la prudencia es la que manda, cada uno le pone la dificultad a la senda según considera: en este punto Migaego le pone toda la dificultad, insaciable la baja como un lobo tras una presa. Torrejota no le va a la zaga, y pone a prueba las nuevas ruedas que calza su montura. Lupero se deja querer por la curvas de la trialera y se une a los dos anteriores para cepillarse la bajada en un santiamen. La trialera por momentos se complica, con giros a veces dificiles de trazar por lo estrecho del lugar. Los cambios de luz al alternar las sobras con el sol hacen mas dificil la visibilidad. Toda la dureza de la subida se justifica con este tramo, nos medimos en esta ladera de bajada, aunque disfrutamos aún nos sabe a poco.
El track hace un ocho, y nos devuelve a Rascafria, toca el avituallamiento, en una plaza, a la sombra salen las barritas y los bocatas. Vamos entrando en calor, ya va apareciendo el verano.
Tomamos un tramo de carretera, carril bici, y nos salimos por una pista lateral para adentrarnos de nuevo en la naturaleza, bella y mágica, de suelos tapizados con helechos, laderas que descargan el agua fresca que baja de Peñalara, arroyos cristalinos que mantienen la temperatura en niveles primaverales. Comienza de nuevo el track a picar para arriba, Lupero y Torrejota tiran de la manada que recibe con abucheos el desnivel que vuelve a ponernos contra las cuerdas. Migaego amenaza con la dimisión y con volverse al coche, las palabras de consuelo de Timón hacen que continue su andadura en busca de la siguiente parada: el monumento al guarda forestal.
Entre la arboleda se abre una explanada inmensa que hace las veces de balcón sobre el valle del Lozoya. Timón pletorico vuelve a subierse a la peña, y nos ofrece su repertorio de postureo: Lupero le acompaña, y Torrejota señala donde está el puerto del Reventón: la cosa va muy bien.
Continuamos rodando, toca pistear, y sigue picando hacia arriba, hasta el Puente de la Angostura, una bella construcción donde nos hacemos las ultimas fotos antes de que nos de paso a una senda que paralela al rio Lozoya nos devuelve al puente del Perdón, y al monasterio: Sin duda nos estabamos dejando lo mejor de la ruta para el final, un postre exquisito de paisajes unicos y excepcionales sobretodo en la epoca en la que nos encontramos. La senda además solo pide dejarse caer, y bajar esquivando piedras y raices.
En apenas 40 kilometros de recorrido el track consigue unir, lo majestuoso de un monasterio, con el silencio del Perdón, las tentaciones del diablo, lugares excepcionales a los que llegas por unas subidas por pista comoda, buenas bajadas por trialeras tecnicas, endiabladas, y un sendero disfrutón al final, la traca final, no le falta de nada. Si a este buen guiso le añades la amistad de años que nos une, te sale un domingo de quince sobre diez. Y por si alguna vez nos falla la memoria, , ahí queda el video de Migaego, movido, que solo baja a toda velocidad planeando sobre los obstaculos del camino, al ritmo del cencerro. No te lo pierdas.
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Palabra de Polvorancus.
Nos vemos en la proxima.
By 3logger.
Ciertamente valió la pena ese madrugón, no hay que dejar escapar estos días prevacacionales porque la dispersión polvoranca va en aumento y se hace difícil juntar un grupo tan "selecto" como el de esta semana.
ResponderEliminarBlogger, muchas gracias por esta crónica tan bien contada.
Hasta pronto.
Bueno con las vacaciones nos desparrararemos, a la vuelta mas madrugones como este. Muchas gracias.
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