lunes, 20 de marzo de 2017

AL SON DE LA PISTA.

Se acaba el invierno, y para dar carpetazo a esta estación el homo polvorancus elige la zona del Monte del Pardo, coto de reyes, repleto de caza para merodear por sus pistas y sendas en un domingo que todas las previsiones metereológicas predecían como primaveral. 



Al final nos juntamos Biker-nass, Migaego, El curi, Chelero, Jolu, Torrejota, Makcsa, Migaego, y Davfly, en mitad de la ruta se suma Jose_ol y el que escribe, en total 11 a uno de la docena. 



Pero la primera hora fue fresca, en el punto de partida, el parking de Somontes, el termómetro apenas superaba el grado positivo, y los allí citados, se arremolinaban buscando el sol que apenas calentaba. 



Tomamos la pista que camina paralela al Manzanares, el frescor eriza el pelo del polvorancus no depilado, y abrillanta la piel tersa del recien depilado, ni siquiera los cortos sprints nos sirven para entrar en calor, las puntas de los dedos van casi amoratadas.



Llegamos a la presa del Manzanares donde nos hicimos las fotos de rigor bajo el chorro, y desde alli empezamos a encarar por senda las primeras rampas de la jornada. El track acumula 600 metros en apenas 40 km por lo que nos esperan unos cuantos sube y bajas. 



En paralelo al muro del Pardo pisteamos hasta Valdelatas, donde nada mas entrar tuvimos un accidente mecánico que nos obligó a detener la carabana,en ese momento, el grupo se supo reunir muy bien en torno a la bota de vino de Migaego, que aprovechó para sacar el mantel y regalarnos como tapa unas morcillas patateras extremeñas, rico, rico, rico, y con fundamento.



Las barritas y los geles quedaron ridiculizados ante el avituallamiento propuesto por el gurú gastronómico del grupo, el vino con denominación de origen “la bota de Migaego”, contenía todos los electrolitos necesarios para el pedaleo. De postre Mistela manchega del Curi, aquarius del bueno, todo natural, sin aditivos ni conservantes. La euforia del momento fue tal, que todos vimos positivo el pinchazo, menos el protagonista, el sol ya calienta, y el alcohol ayuda a que donde veíamos pista, ahora se vea senda revirada. 





Pero es el día del padre, y hay toque de queda, no podemos descubrir aquel entuerto senderil, y ponemos coto a la aventura, la figura del pater familias no puede ponerse en peligro y pisteamos de regreso a los coches.



De esta forma fue como despedimos al invierno, ingrato, lluvioso y ventoso, al son de la pista, el camino y el sendero, con sabor a morcilla y vino, y de postre un tragejo de Mistela, olor a monte, jara, tomillo y romero, el éxito pudo ser debido al sol, que al final calentó, pudo ser la bici, que no defrauda nunca, pero no, el éxito fue compañía. 





Palabra de polvorancus.




Nos vemos en la próxima. 



bY BLOGGER