martes, 11 de julio de 2017

HAY QUE SER TORERO....

Para este domingo, no podía faltar nuestro homenaje a las fiestas de San Fermin, nos planteamos una ruta torera que pusiera el toque taurino y de fiesta a las rutas de los polvorancus.  Y así buscamos un track serrano, en el que además de disfrutar de las pedaladas en plena naturaleza, nos aportara ese toque taurino de esta primera semana de Julio. 



Para esta faena nos reunimos cuatro bikers, el comando Mostoles se vuelve a juntar para revivir otra  memorable faena por los caminos de la Sierra de Guadarrama.  El maestro Towers, y Lupero se encargan de dirigir la faena en la que recibe la alternativa Tiberivs, que aunque posee nombre de emperador romano, desde este dia pasará a llamarse Morenito de Merida. El que escribe intenará dar cobertura informativa de lo que alli sucedió. 



Cita mañanera en un bello entorno, el embalse de la Jarosa, el aire fino serrano y limpio, las ultimas lluvias han lavado la atmosfera de polvo y se respira de lujo. La zona hace honor a su nombre, y el olor a jara fresca nos abre los pulmones de par en par. 



Salimos del embalse dirección  a Guadarrama, el track toma dos atajos que nos aparta del camino de los coches y del asfalto. La bajada a Guadarrama nos sirve para calentar y tomar contacto con el terreno, que apesar de las lluvias no está embarrado. 

Callejeamos y tomamos la pista de ascenso hacia el embalse de los Irrios, de camino nos encontramos con una bella ermita, ermita de la virgen del espino en lo alto de un cerro, el desnivel nos avisa de la que se avecina,  pasamos por la capilla para pedir protección, como procede antes de cualquier faena. 



Recuperamos el aliento y disfrutamos de unas bellas vistas sobre este pequeño embalse, salvamos un par de curvas tecnicas, y tomamos direccion hacia el Erren de Rafael, en el camino nos empezamos a cruzar con las primeras bestias de la jornada, dos vacas de finas puntas, dos caballos, y un burro que nos obligan a escorarnos en el camino: mejor dejarles paso libre, al fin y al cabo nosotros somos los forasteros. 



Nos espera un duro ascenso hasta cruzar la vía del Tren que une Segovia con Madrid, una pista rota que no permite la pedalada redonda, y a duras penas, la subimos con un esfuerzo titánico. A partir de este tramo, el desnivel parece suavizarse pero los pedrolos que jalonan el camino nos hace echar pie a tierra: Morenito de Merida protesta hasta casi los niveles de Migaego, sin llegar a los niveles de este, pero él pensaba recibir la alternativa en terreno mas propicio al rodaje y no viene preparado para el empujenbike. 




Tras la ultima verja llegamos al camino de la Solana, conocido por todos, pero siempre de bajada: la verdad es que cambia mucho el cuento cuando inviertes el desnivel; fueron dos kilómetros memorables en un p´arriba que salvaba 200 metros de desnivel, con rampas del 18%. Nos reagrupamos entorno a una fuente de agua a los pies de la Peñota, agua que nos supo a gloria bendita.




Nos refrescamos e hicimos un pequeño avituallamiento antes de retomar el recorrido y enfrentarnos a verdadero momento taurino. 


La cuadrilla al girar en la curva se da de bruces con un morlaco, astifino, negro bragao, de la ganaderia de Cebada Gago. Morenito de Merida exclama !!! ¿y ahora cómo negociamos esto?¡¡¡

La fotografia tomada desde atrás, se ve perfectamente al animal plantao,   como observa la cuadrilla que cierra sus esfinteres como puede ante la mirada fija de los ojos oscuros del morlaco. Fue necesario tirar de capote y recortar al animal que desde la cuneta observaba cómo pasábamos sin entrar a trapo, afortunadamente. 




Salvado el tenso momento, evitamos la visita a la enfermeria, proseguimos el camino en busca del Puerto de los Leones, nos da aliento el camino de los Lomitos, llega la alta montaña, la sombra,  atravesamos una senda entre el bello pinar, con suelo tapizado de helechos. Ya estamos en el puerto de los Leones.



Ni los Leones, ni los toros, pudieron con nosotros,  a estas alturas no hay quien nos pare, en breve toca bajar. Y así fue, pasamos por delante del cuartel del Alto del León, y tomamos la pista de la Mina para adentranos en la zona de la Jarosa. Primero por pista nos asomamos a dos bellos miradores sobre el embalse de la Jarosa, y al valle de Cuelgamuros, incluso la vista nos alcanza al embalse de  Valmayor. Una delicia. Nos viene un tramo de pista ancha, forestal, por tramos asfaltada que sirve para dar los picos de velocidad, en ese tramo Tiberivs aprovecha para lanzar  la bici a 66 km/h.



Ya solo queda el broche final al recorrido con una trialera pedrolera que satisface a los mas exigentes, las ultimas lluvias han lavado el terreno, han arrastrado la tierra y vamos sobre piedra. Ya nos tocaba. Si ya tuvimos toros, y leones, ahora nos adentramos en el barranco de los lobos y su arroyo. Toca ponderar, bajar la velocidad y jugar a buscar la mejor trazada para no dar con los huesos en el suelo, los buitres nos vigilan desde el cielo. Vamos a esquivar la enfermería, pues en breve nos vamos de vacaciones. 



La naturaleza vuelve a ser la protagonista de este domingo, un recorrido por la sierra que recoge bellas imagenes sobre paisajes de montaña, una ruta muy completa, pista, sendero, trialera, mas exigente de lo que a priori puede parecer, pero muy recomendable. Además de trialera final, hubo cervecitas, con la ultima ronda,  conseguimos convencer a Tiberivs para que repita en mas ocasiones. Para cuando volvamos en la proxima, hay que seguir los consejos de la canción, y tener en cuenta que además de biker  hay que ser torero.... y poner el alma en el ruedo.




Palabra de polvorancus. 


Nos vemos en la próxima. 


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miércoles, 5 de julio de 2017

DE QUINCE SOBRE DIEZ.

Para este fin de semana, las viejas glorias de los polvorancus hacen suyo el dicho aquel de que si la montaña no va al polvorancus, el polvorancus va a la montaña, y así tiran de su habilidad madrugando lo indecible, para respirar aire puro y fresco lejos de la polución de la gran ciudad.



Y ponen rumbo a Rascafria,  para darse cita a la hora que ladran los perros del amanecer,  a los pies del  Monasterio del Paular, terreno bendito y acorde con la pureza del espíritu de este grupo de osados bikers. Ya el número invita a la reflexión, se juntan cinco, un número que posee numerosas rimas y pareados. Los cinco son Torrejota, Lupero, Migaego, Timón y Blogger, lo mejor de cada casa. 



Y para comenzar no está de mas, aligerar peso y dejar atrás los malos pensamientos, las tribulaciones , pecados, y para ello nada mejor que atravesar el Puente del Perdón. Pero no hay perdón sin penitencia, y la penitencia de esta semana consiste en ascender al cerro del Diablo, pedalada a pedalada vamos dejando atrás Rascafria, que a esas horas duerme ajena a nuestra presencia. Pasamos de los 1.100 metros del inicio a los 1.650 metros en unos 10 kilometros, que dan tiempo de sobra para purificar el alma, ponerse al dia de la semana, y acordarse de la madre del que dijo de ir por allí.



 Pero no hay mal que 100 años dure, y al  decimo kilometro coronamos, ya el paisaje se disfruta de otra manera desde arriba, incluso  empezamos a disfrutar de pequeños tramos de descenso por pista, rápida, peligrosa, que nos da para recuperar el aliento  y para empezar a pensar en que mas tarde o mas temprano tocará bajar, todas las leyes fisicas así lo sentencian. 




Disfrutamos del paisaje en uno de sus miradores sobre el embalse del Lozoya, nos deleitamos con las vistas sobre sus aguas cristalinas con propiedades estimulantes para el  crecimiento de según que organos, o atributos,  seguimos con la  rima facil.




La ruta va de lujo, a pesar del desnivel, el grupo disfruta y se siente orgulloso de realizar el reto,  una muestra clara de ese momento pletorico es que Timón nos obsequia con una de sus  famosas poses , busca ansioso una peña y se hace la clasica foto de los grandes momentos,  “BIKER SOBRE PEÑA”.



Pero no conforme con  esa demostración, y en pleno extasis de POLVORANCUS PRIDE, repite pirueta y nos brinda el mas dificil todavia, postura “BICI EN ALTO SOBRE PEÑA”  el no va mas. Para conseguir esa foto, hay que madrugar mucho, hacerse ciento y pico kilómetros en coche, subir el puerto, y levantar la bici...



Asi es, llegamos al monumento natural conocido como carro del diablo;  es el propio Satanás el que tienta a Lupero, si, al del menisco defectuoso,  y le lleva a plantearse en aquel cruce de caminos subir al puerto del Reventón, hasta Migaego encara el puerto de tan tenebroso nombre.




 Finalmente la tentación de subir no pudo con el efecto llamada de la trialera que a nuestra izquierda nos invitaba a adentrarnos en un bello robledal por el GR10, pero queda lanzado el reto para la próxima incursión en aquel bello valle. Migaego, como no puede ser de otra manera, suspira cuando ve que aparentemente se han acabado los parribas, se abrocha el casco, y enciende la cámara para no perder detalle.




Tomamos la trialera, que es decisión mas justa para todos, y nos abrimos camino por un robledal  a través de  una senda sinuosa, con trazado de curvas a veces imposibles, salpicado de piedras, escalones, y alguna que otra raiz. Estamos en periodo prevacacional, y la prudencia es la que manda, cada uno le pone la dificultad a la senda según considera: en este punto Migaego le pone toda la dificultad, insaciable la baja como un lobo tras una presa. Torrejota no le va a la zaga, y pone a prueba las nuevas ruedas que calza su montura. Lupero se deja querer por la curvas de la trialera y se une a los dos anteriores para cepillarse la bajada en un santiamen.  La trialera por momentos se complica, con giros a veces dificiles de trazar por lo estrecho del lugar. Los cambios de luz al alternar las sobras con el sol hacen mas dificil la visibilidad. Toda la dureza de la subida se justifica con este tramo, nos medimos en esta ladera de bajada, aunque disfrutamos  aún nos sabe a poco. 

El track hace un ocho, y nos devuelve a Rascafria, toca el avituallamiento, en una plaza, a la sombra salen las barritas y los bocatas. Vamos entrando en calor, ya va apareciendo el verano. 



Tomamos un  tramo de carretera, carril bici, y nos salimos por una  pista lateral para adentrarnos de nuevo en la  naturaleza, bella y mágica, de suelos tapizados con  helechos, laderas que descargan el agua fresca que baja de Peñalara, arroyos cristalinos que mantienen la temperatura en niveles primaverales. Comienza de nuevo el track a picar para arriba, Lupero y Torrejota tiran de la manada que recibe con abucheos el desnivel que vuelve a ponernos contra las cuerdas.  Migaego amenaza con la dimisión y con volverse al coche, las palabras de consuelo de Timón hacen que continue su andadura en busca de la siguiente parada: el monumento al guarda forestal.





 Entre la arboleda se abre una explanada inmensa que hace las veces de balcón sobre el valle del Lozoya.  Timón pletorico vuelve a subierse a la peña, y nos ofrece su repertorio de postureo: Lupero le acompaña, y Torrejota señala donde está el puerto del Reventón:  la cosa va muy bien. 





Continuamos rodando, toca pistear, y sigue picando hacia arriba, hasta el Puente de la Angostura, una bella construcción donde nos hacemos las ultimas fotos antes de que nos de paso a una senda que paralela al rio Lozoya nos devuelve al puente del Perdón, y al monasterio: Sin duda nos estabamos dejando lo mejor de la ruta para el final, un postre exquisito de paisajes unicos y excepcionales sobretodo en la epoca en la que nos encontramos. La senda además solo pide dejarse caer, y bajar esquivando piedras y raices. 








En apenas 40 kilometros de recorrido el track consigue unir, lo majestuoso de un monasterio, con el  silencio del Perdón, las tentaciones del diablo, lugares excepcionales a los  que llegas por unas subidas por pista comoda, buenas bajadas por trialeras tecnicas, endiabladas, y un sendero disfrutón al final, la traca final, no le falta de nada. Si a este  buen guiso le añades la amistad de años que nos une, te sale un domingo de quince sobre diez. Y por si alguna vez nos falla la memoria, , ahí queda el video de Migaego, movido, que solo baja a toda velocidad planeando sobre los obstaculos del camino, al ritmo del cencerro. No te lo pierdas. 





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Palabra de Polvorancus. 


Nos vemos en la proxima. 


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