lunes, 21 de marzo de 2016

DOMINGO DE RAMOS

Si no estrenas nada hoy, te quedas sin pies y sin manos…

Asi nos han enseñado desde pequeños, que el domingo previo a la Semana Santa había que llevar algo de estreno.

Pues para seguir la tradición, teníamos algo que estrenar y durante esta semana ya pudimos tener en propiedad la nueva equipacion del grupo, tan deseada por algunos integrantes del mismo.

Pero caprichos de la metereologia, hoy no era un dia para salir con el traje nuevo de los domingos, aun estamos en invierno y el nuevo uniforme es para verano. ¡¡Jod…r!! con las ganas que tengo de ponerme la ropa nueva y dejar de dar excusas (se esta lavando, hoy quería salir con otra ropa…) cada vez que me preguntaban que donde estaba mi equipacion.

En fin, ya habrá tiempo para ponérsela.

Como ya estamos en vísperas de Semana Santa, durante la semana no se encendian los fogones y por ende no había ningún menú preparado para el domingo ya que el numero de polvorancus no se sabia con exactitud.

Empezabamos a hablar por líneas internas el que hacer con quienes nos quedábamos en casa y teníamos ganas de salir. Finalmente se encendieron las ideas y no dejaron de salir una tras otra: que si salimos desde Villalba y hacemos unos 60kms, que si nos vamos para el Tiemblo y hacemos 50, que si nos vamos a la Casa de Campo y allí improvisamos… había tantas ideas que había ya que decidir en menos de 48 horas.




Ya estábamos apuntados para este domingo: Blogger, Chelero, DCarlos, Maverick y Sali, aunque a ultima hora Blogger escribió diciendo que no podía venir, ya teníamos la ruta preparada. Finalmente salio bajar a la Casa de Campo y allí a decidir que hacer ya que dependíamos de la lluvia que finalmente no apareció por ningún lado.

Una vez en la Casa de Campo encaramos hacia el monte de El Pardo, donde 7 dias antes estuve por primera vez. ¿Repetir? No me importa, todo lo que sea rodar y pasar buena mañana con gente que comparto afición siempre es bueno.




Es una ruta muy rodadora y suave, para coger fondo, y nada dura ni táctica. 

A las dos horas y media ya estábamos en la mitad del recorrido, tocaba reponer fuerzas y enfilar de nuevo el camino de vuelta. Se va acabando el domingo de ruta a medida que los kilómetros siguen sumando mientras dejamos atrás el pulmón verde de la capital y divisamos en el horizonte la ciudad que nos vio salir horas antes.

Y como buenos practicantes de esta, nuestra afición, acabamos terminando como siempre: unos buenos tragos acompañados de buenos alimentos y sonrisas.






Sali.




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